sábado, 17 de septiembre de 2011

Notaba sus manos en todo momento. Su boca resbalaba por cada parte de mi cuello. Se volvía loco cada vez que me tocaba. Y yo... para que mentir, disfrutaba como nunca. Sabía perfectamente que le atraía y que lo que más quería era pasar la noche conmigo. Lo que el no sabia es que yo sentía lo mismo, aunque a diferencia de el, yo no tenia miedo de que pasara. Jamás le había tenido miedo a nada. Me gustaba mirarle a los ojos y sonreír. Volverle a mirar y morderme el labio inferior. Eso le provocaba de una manera increíble, y la verdad, me encantaba causar ese efecto en el. Saber que cuando pensaba en mi, todo su cuerpo parecía ser fuego. Me encantaba volverle tan loco como el me volvía a mí. Había soñado muchas veces con ese momento. Demasiadas, tantas veces que no sé si fue un sueño o una realidad…

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