domingo, 29 de mayo de 2011

87. 067

Grito de silencio, grito desesperado, grito inesperado. No hay nada mejor que un grito. Desde luego que no. De esos los cuales subes a lo más alto y te hacen sentir como si el mundo por fin, después de tanto tiempo, te comprendieran. Estúpidos deseos. Y luego sentarte en el árbol más armonioso a leer una historia de amor. Y luego... luego que aparezca él. Sí, exacto, él y sólo él. Acto seguido... que me bese. No, no, mejor primero que se siente a mi lado y se interese por el libro que estoy leyendo, sí, eso mejor. Luego me bese en la mejilla y yo, sin arrepentirme (exactamente) decirle lo que siento. Bueno, no no no. Mejor no. Mejor que le sonría. Y luego le digo lo que siento... no, estúpida obsesión. Pero aún sin habérselo dicho que lo sepa y que me diga: he escuchado lo mucho que me querías, yo estaba ahí cuando gritabas.

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