domingo, 29 de mayo de 2011

87. no entiendo porque no contestas

¿La promesa? Que cuando tus pupilas se dilataran con la luz del Sol de la mañana, tomaría de una vez por todas las riendas de su destino, y no dejaría que nada ni nadie, lo obligaran a agachar la cabeza de nuevo. El sería el alcohol de su vida, aquel que toma el control sin que me diera cuenta.

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